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¿Que es la felicidad?

¿QUÉ ES LA FELICIDAD?

La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada que ver con el dinero ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia no con tu caracter. 

¿QUE ES LA FELICIDAD?

Depende de ti, de tu estado de consciencia o inconsciencia, de si estás dormido o despierto.
La felicidad depende de tu  estado de consciencia. Si estás dormido, el placer es la felicidad. El placer significa la sensación. Es intentar alcanzar por mediación del cuerpo la felicidad; y el cuerpo no es capaz de lograr eso aunque las personas lo intenten por todos los medios posibles. 
 El cuerpo sólo puede proporcionar placeres pasajeros y cada placer se equilibra con el dolor en la misma medida porque el cuerpo existe en el mundo de la dualidad: como la noche sigue al día, y la muerte sigue a la vida, es un circulo; al dolor lo seguirá el placer y al placer lo seguirá el dolor, pero nunca estarás tranquilo porque, cuando tengas placer tendrás miedo de perderlo y te impedirá disfruarlo al máximo, y cuando tengas dolor, haras todos los esfuerzos para salir de el y volverás a caer en lo mismo. 

El maestro buda, llama a este ciclo "la rueda de la vida"

La persona dormida no conoce nada más, sólo los placeres corporales: la comida y el sexo... Ese es su mundo. 
Si reprime la comida, se hace adicta al sexo y si reprime el sexo se hace adicta a la comida. No son grandes razones por las que vivir. Pero muchas personas viven únicamente para eso. 

Lo que llamamos felicidad depende de la persona. La persona dormida vive para las emociones efímeras, no tiene calidad, vive en el mundo de la cantidad.

También hay personas que están entre medias, ni dormidas ni despiertas, que viven en un limbo, un poquito dormidas y un poquito despiertas. 

A veces se puede tener esa experiencia a primera hora de la mañana: todavía adormilado, pero sin que puedas decir que estás dormido porque oyes los ruidos de la casa, a tu pareja preparando el café, el ruido de la cafetera o de los niños preparándose para el colegio.
Oyes todo eso, pero aún no estás despierto. Esos ruidos te llegan vagamente, débiles, como si hubiera una gran distancia entre tú y lo que ocurre a tu alrededor. Tienes la sensación de que forma parte de un sueño. No forma parte de un sueño, pero tú te encuentras en un estado intermedio.

Lo mismo ocurre cuando empiezas a meditar. Quien no medita duerme, sueña; quien medita empieza a alejarse del sueño y a dirigirse al despertar en un estado transitorio. Entonces la felicidad tiene un sentido completamente distinto: tiene más de calidad y menos de cantidad. 

Pero la felicidad del cuerpo es sólo felicidad efímera, por eso las personas tienen que pasar de un placer a otro, porque no consiguen llenarse. Entonces no es una felicidad verdadera sino una ilusión de la mente. 

Quien medita disfruta más de la música, disfruta más de la poesía, disfruta creando algo. Esas personas disfrutan de la naturaleza, de su belleza. Disfrutan del silencio, disfrutan de lo que nunca habían disfrutado antes, y eso es mucho más duradero. Incluso si se para la música, algo persiste 
 

Y eso no es un alivio. La diferencia entre el placer y esta clase de felicidad consiste en que esta no es un alivio sino un enriquecimiento. Te sientes más pleno, empiezas a desbordarte. 
Esto es mucho más elevado, mucho más profundo que el placer que se obtiene de la comida o del sexo. Esto es algo profundo, pero no lo supremo.  

Lo supremo solo ocurre cuando estás plenamente despierto, cuando eres un Buda.


cuando ha desaparecido todo el sueño, cuando todo tu ser está lleno de luz, cuando no hay oscuridad en tu interior. Toda la oscuridad ha desaparecido, es decir que ha desaparecido el ego. Han desaparecido todas las tensiones, las angustias, las ansias. 


Te encuentras en un estado de absoluta satisfacción. Vives en el presente; se acabaron el pasado y el futuro. Estás por completo aquí. Este momento lo es todo. Ahora es el único tiempo y aquí es el único espacio. Y de repente el cielo desciende sobre ti. Eso es la dicha. Eso es la verdadera felicidad.



Busca la dicha; es tu derecho inalienable. No sigas perdido en la jungla de los placeres; elévate un poco. 
Ve en busca de la felicidad y después de la dicha. El placer es animal; la felicidad es humana; la dicha, divina.


 El placer te ata, es una esclavitud, te encadena. La felicidad te afloja un poco la cuerda, te da un poco de libertad, pero solo un poco. La dicha es la libertad absoluta; empiezas a avanzar hacia arriba, te da alas. Dejas de formar parte de la grosera tierra; pasas a formar parte del cielo. Te conviertes en luz, en alegría. 

El placer depende de los demás. La felicidad no depende de otros, pero de todos modos es algo distinto de ti. La dicha no depende de nada, ni es nada distinto de ti; es tu ser mismo, es tu naturaleza misma.



Hay que comprender estas cuatro palabras, reflexionar sobre ellas. La primera es placer, la segunda, felicidad, la tercera, alegría, y la cuarta es dicha.
El placer es algo físico, fisiológico. El placer es lo superficial de la vida, la excitación. Puede ser sexual o de otros sentidos; puede convertirse en obsesión con la comida, pero está arraigado en el cuerpo. 

El cuerpo es tu periferia, tu circunferencia, no tu centro. Y vivir en la circunferencia significa vivir a merced de toda clase de cosas que suceden a tu alrededor. Quien busque el placer quedará a merced de la casualidad. 
Ocurre como con las olas del mar: están a merced de los vientos. Cuando soplan vientos fuertes, aparecen las olas; cuando desaparecen los vientos, desaparecen las olas. No tienen una existencia independiente, son dependientes, y todo lo que depende de algo exterior supone esclavitud.

El placer depende del otro. Si amas a una mujer, si ese es tu placer, esa mujer se convierte en tu dueña.
Si amas a un hombre, si ese es tu placer y te sientes desgraciada y desesperada sin él, has creado tu propia esclavitud. Has creado una prisión; ya no eres libre.


 Si vas en pos del dinero y del poder, dependerás del dinero y del poder. Quien se dedica a acumular dinero, si su placer consiste en tener cada día más dinero, será cada día desgraciado, porque cuanto más tiene, más quiere, y cuanto más tiene, más miedo tiene de perderlo.
Es una espada de doble filo: querer más es el primer filo de la espada. Cuanto más exiges, cuanto más deseas, cuanto más sientes que te falta algo, más vacío y hueco te sientes. Y el otro filo de la espada es que cuanto más tienes, más temes que te lo quiten. Te lo pueden robar. El banco puede ir a la bancarrota, puede cambiar la situación política del país, hacerse comunista... Hay mil cosas de las que depende tu dinero. Tu dinero no te hace amo, sino esclavo.
 

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